Afirmamos la igualdad del hombre y la mujer: igualdad de
creación, de elevación al orden
sobrenatural, de redención, de
incorporación al Cuerpo Místico y de
llamado a la bienaventuranza. Sin
embargo, debemos también señalar la desigualdad entre el hombre y la mujer:
desigualdad en cuanto a sus cualidades físicas y espirituales, que son
completamente entre si y se ordenan a la vida matrimonial para la procreación y
educación de los hijos.
(Génesis 2:18-24. I Corintios 11:3 y 8 -10. Efesios
5:22-24. Colosenses 3:18, I Timoteo 2:11-15)
La naturaleza
dio al hombre más capacidad para gobernar que a la mujer, por lo cual es él la
cabeza de la mujer y el jefe de la familia. Esta doctrina es enseñando por San
Pablo y San Pedro y nos es revelada ya en el relato de la creación. I Pedro :<<De igual manera, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, para que si
algunos no obedecen a la predicación sean ganados sin palabras por la conducta
de sus mujeres, al observar vuestra vida
casta y llena de reverencias>>.
Y
Santo Tomas recuerda que <<En cuanto a la vida doméstica es castigada (la
mujer) al estar sometida al dominio del marido, lo que se dice estarás bajo la potestad de tu marido
>> (Suma Teológica, II, II, q, q-164, a.2)
¡Pobres familias en las cuales , invirtiendo
el orden querido y establecido por Dios , gobiernan las mujeres, <<No es
esta, dice SS.Pio XI en su Encíclica
Casti connubi, la verdadera emancipación de la mujer, antes bien, es la corrupción del
carácter propio de la mujer y de su dignidad de madre, es el trastorno de toda
la sociedad familiar, con lo cual al marido se le priva de la esposa , a los
hijos de la madre y a todo el hogar domestico del custodio que siempre vigila.
Más
todavía tal falsa libertad y antinatural igualdad de la mujer con el hombre
tornase en daño de esta misma, pues si la mujer desciende de la sede,
verdaderamente regia, a que el Evangelio la ha levantado dentro de los muros
del hogar, bien pronto caerá en la servidumbre muy real, aunque no lo parezca,
de la antigüedad, y se verá reducida a un mero instrumento en manos del hombre,
como acontecía con los paganos>>
La Iglesia no engaña a la mujer con la
mentira de la liberación femenina, basada en una igualdad antinatural. Estas
igualdades son imposibles. Por más, que digan y hagan, los revolucionarios
nunca podrán poner término a las naturales desigualdades, Los revolucionarios
se atribuyen la invención y la defensa de la igualdad, Es la estrategia
de Satanás reivindicar para si el prestigio de las palabras, mientras
trabaja por aniquilar las ideas expresadas por ellas.
(Texto entresacado de un artículo del P. Juan Carlos
Ceriani, FSSPX, Suplemento de Jesús Chistus. N° 58, julio –agosto
98)
N°164. IX-X 1998.
FUENTE: PARTE DE GUERRA, JULIO VARGAS PRADA.
PAGS. 307-308.
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